Es increíble como surge en muchos, el cafe de la mañana como lugar común de reflexion, de reencuentro con uno mismo.
La verdad es que si cualquiera se pone a pensar es algo hasta místico ese instante en el que se toma conciencia de que efectivamente todo empieza otra vez, como un despertar permanente en uno, día tras día.
Y es en este punto que me parece hasta lógica la necesidad de permanecer algunos minutos en silencio, con el cuerpo en el suelo y el alma en la cama, buscando la union, el impulso.
Es dificil acostarse y despertarse con uno mismo.
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